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lunes, 30 de diciembre de 2013

Tocándole el piano a una mujer que detesto


Escribo por no hacerme daño, con el jazz de fondo pensando, 
que ojalá todo fuera como antaño, hace 4, 5 o 6 años,
cuando era un chico feliz y nada sabio, que no sabía ni qué era el Larios.

Escribo por desahogar el alma sin ahogarla, que se ha ido de su hogar y quiero reportarla,

mirando a la muerte cara a cara no arreglo nada, pero aprendo a observar,
sacando de quicio viejos pensamientos que ya son historia, 
me dirijo al bar.

Escribo sobre lo que pienso y siento, si no sería perder mi tiempo, 

estando aquí, allá, da igual, después el paracetamol y el ron harán el resto,
empujo las teclas del teclado como un maestro en esto, 
como tocándole el piano a una mujer que detesto.

Escribo y soplo para dentro, fuego se apaga, derrama el caldero, me quemo,

como el ruido de la ciudad y tu tan puesto, gemidos y después silencio del cerdo, preparado para comérselo,
abierto en canal de hemisferio a hemisferio, por la boca vive el pez y muere ésto, tu no sé, yo lo siento.

Escribo a oscuras en mi cuarto, y siendo honesto, prefería beber y llorar pero no tengo dinero,

ni lagrimas ya joder y mira que no suelto pero, dime te quiero, ya me afectará cuando se me gaste el mechero,
una nota larga, una pausa, 
un - bájate a un "cigarrico" y nos vemos. 
- termino un asunto y voy pa'bajo. (sin ganas) 
- vale vale, te espero.

Escribo ésto y me bajo que mas o menos ya voy bien, recuérdame, que me hago daño sólo pero aparte, quien?

éste es el momento donde digo Diego, - que pasa tío? -ahora nos vemos, estoy llegando al andén,
como estás, bien? me alegro, te traje tus 10 euros, se ha portao' el Rubén.
- 'Okei' cojo el papel y ... que les den.

domingo, 21 de abril de 2013

Ventana sobre el miedo (Eduardo Galeano)


El gran negocio del crimen y el miedo sacrifica la justicia.

En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de la seguridad. En las calles de las ciudades se celebran las ceremonias. Cada vez que un delincuente cae acribillado, la sociedad siente alivio ante la enfermedad que la acosa. La muerte de cada mal vivientes surte efectos farmacéuticos sobre los bien vivientes  La palabra farmacia viene de pharmakos, que era el nombre que daban los griegos a las víctimas humanas de los sacrificios ofrendados a los dioses en tiempos de crisis.

La industria del miedo.

El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de la seguridad privada y del control social. Una demanda firme sostiene el negocio. La demanda crece tanto o más que los delitos que la generan, y los expertos aseguran que así seguirá siendo. Florece el mercado de las policías privadas y las cárceles privadas, mientras todos, quien más, quien menos, nos vamos volviendo vigilantes del prójimo y prisioneros del miedo.

Clases de corte y confección: cómo elaborar enemigos a medida.

Muchos de los grandes negocios promueven el crimen y del crimen viven. Nunca hubo tanta concentración de recursos económicos y de conocimientos científicos y tecnológicos dedicados a la producción de muerte. Los países que más armas venden al mundo son los mismos países que tienen a su cargo la paz mundial.

Afortunadamente para ellos, la amenaza de la paz se está debilitando, ya se alejan los negros nubarrones, mientras el mercado de la guerra se recupera y ofrece promisorias perspectivas de carnicerías rentables. Las fábricas de armas trabajan tanto como las fábricas que elaboran enemigos a la medida de sus necesidades.



El miedo global

* Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

* Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

* Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

* Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.

* La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje miedo de decir.

* Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

* Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

* Miedo a los ladrones, miedo a la policía.

* Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.

* Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir…


El hambre desayuna miedo:


El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza.

Si usted ama, tendrá sida.
Si fuma, tendrá cancer.
Si respira, tendrá contaminación.
Si bebe, tendrá accidentes.
Si come, tendrá colesterol.
Si habla, tendrá desempleo.
Si camina, tendrá violencia.
Si piensa, tendrá angustia.
Si duda, tendrá locura.
Si siente, tendrá soledad.

Eduardo Galeano

jueves, 21 de marzo de 2013

La pálida (Eduardo Galeano)


Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que me siento extranjero en Montevideo y en cualquier otra parte. En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.

Eduardo Galeano

miércoles, 13 de marzo de 2013

El emperador y el mendigo (Deseos)


Un emperador estaba saliendo de su palacio para dar un paseo matutino cuando se encontró con un mendigo.
Le preguntó:


-¿Qué quieres?

El mendigo se rió y dijo:

-¿Me preguntas como si pudieras satisfacer mi deseo?

El rey se rió y dijo:

-Por supuesto que puedo satisfacer tu deseo. ¿Qué es? Simplemente dímelo.

Y el mendigo dijo:

-Piénsalo dos veces antes de prometer.

El mendigo no era un mendigo cualquiera. Había sido el maestro del emperador en una vida pasada. Y en esta vida le había prometido: "Vendré y trataré de despertarte en tu próxima vida. En esta vida no lo has logrado, pero volveré..."

Insistió:

-Te daré cualquier cosa que pidas. Soy un emperador muy poderoso. ¿Qué puedes desear que yo no pueda darte?

El mendigo le dijo:

-Es un deseo muy simple. ¿Ves aquella escudilla? ¿Puedes llenarla con algo?

-Por supuesto -dijo el emperador.

Llamó a uno de sus servidores y le dijo:

-Llena de dinero la escudilla de este hombre.

El servidor lo hizo... y el dinero desapareció. Echó más y más y apenas lo echaba desaparecía. La escuadrilla del mendigo siempre estaba vacía.

Todo el palacio se reunió. El rumor se corrió por toda la ciudad y una gran multitud se reunió allí. El prestigio del emperador estaba en juego. Les dijo a sus servidores

-Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero este mendigo no debe derrotarme.

Diamantes, perlas, esmeraldas... los tesoros iban vaciando. La escudilla parecía no tener fondo. Todo lo que se colocaba en ella desaparecía inmediatamente. Era el atardecer y la gente estaba reunida en silencio. El rey se tiró a los pies del mendigo y admitió su derrota.

Le dijo:

-Has ganado, pero antes de que te vayas, satisface mi curiosidad. ¿De qué está hecha tu escudilla?

El mendigo se rió y dijo:
-Está hecha del mismo material que la mente humana. No hay ningún secreto... simplemente está hecha de deseos humanos.

Cuento anónimo sufí

miércoles, 27 de febrero de 2013

Manolo García - Descargar discografía COMPLETA (MEGA)


Discografía completa desde sus comienzos hasta su último álbum incluyendo antiguos grupos y maquetas. 



Disfrutad de la música ;)



jueves, 7 de febrero de 2013

La función del lector (1 y 2) - Eduardo Galeano


La función del lector/1:


Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.
Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años. En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquia, y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas. Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia.
Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo.

La función del lector/2:


Era el medio siglo de la muerte de César Vallejo, y hubo celebraciones. En España, Julio Vélez organizó conferencias, seminarios, ediciones y una exposición que ofrecía imágenes del poeta, su tierra, su tiempo y su gente. 
Pero en esos días Julio Vélez conoció a José Manuel Castañón; y entonces todo homenaje le resultó enano. José Manuel Castañón había sido capitán en la guerra española. Peleando por Franco había perdido una mano y había ganado algunas medallas.
Una noche, poco después de la guerra, el capitán descubrió, por casualidad, un libro prohibido. Se asomó, leyó un verso, leyó dos versos, y ya no pudo desprenderse. El capitán Castañón, héroe del ejército vencedor, pasó toda la noche en vela, atrapado, leyendo y releyendo a César Vallejo, poeta de los vencidos. Y al amanecer de esa noche, renunció al ejército y se negó a cobrar ni una peseta más del gobierno de Franco.
Después, lo metieron preso; y se fue al exilio.


Eduardo Galeano (El libro de los abrazos)


El mundo (Eduardo Galeano)


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

- El mundo es eso - reveló-. un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.


Eduardo Galeano (El libro de los abrazos)





viernes, 18 de enero de 2013

Año nuevo


Hoy quiero rendir un pequeño homenaje a Rubén Darío dado que hoy es el 146º aniversario de su nacimiento y qué mejor forma de hacerlo que compartiendo un hermoso poema que a mi siempre me gustó (Año nuevo):




A las doce de la noche, por las puertas de la gloria
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre, 
sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria, 
San Silvestre.

Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara,
de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión; 
y el anillo de su diestra hecho cual si fuese para 
Salomón. 

Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina, 
y su capa raras piedras de una ilustre Visapur; 
y colgada sobre el pecho resplandece la divina 
Cruz del Sur. 

Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barco 
donde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero? 
Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arco 
del Arquero. 

A la orilla del abismo misterioso de lo Eterno 
el inmenso Sagitario no se cansa de flechar; 
le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Invierno 
y le cubre los riñones el vellón azul del mar. 

Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora; 
doce aljabas cada año para él trae el rey Enero; 
en la sombra se destaca la figura vencedora 
del Arquero. 

Al redor de la figura del gigante se oye el vuelo 
misterioso y fugitivo de las almas que se van, 
y el ruido con que pasa por la bóveda del cielo 
con sus alas membranosas el murciélago Satán. 

San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes, 
del celeste Vaticano se detiene en los umbrales 
mientras himnos y motetes canta un coro de laúdes 
inmortales. 

Reza el santo y pontifica y al mirar que viene el barco 
donde en triunfo llega Enero, 
ante Dios bendice al mundo y su brazo abarca el arco 
y el Arquero. 

Rubén Darío