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domingo, 21 de abril de 2013

Ventana sobre el miedo (Eduardo Galeano)


El gran negocio del crimen y el miedo sacrifica la justicia.

En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de la seguridad. En las calles de las ciudades se celebran las ceremonias. Cada vez que un delincuente cae acribillado, la sociedad siente alivio ante la enfermedad que la acosa. La muerte de cada mal vivientes surte efectos farmacéuticos sobre los bien vivientes  La palabra farmacia viene de pharmakos, que era el nombre que daban los griegos a las víctimas humanas de los sacrificios ofrendados a los dioses en tiempos de crisis.

La industria del miedo.

El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de la seguridad privada y del control social. Una demanda firme sostiene el negocio. La demanda crece tanto o más que los delitos que la generan, y los expertos aseguran que así seguirá siendo. Florece el mercado de las policías privadas y las cárceles privadas, mientras todos, quien más, quien menos, nos vamos volviendo vigilantes del prójimo y prisioneros del miedo.

Clases de corte y confección: cómo elaborar enemigos a medida.

Muchos de los grandes negocios promueven el crimen y del crimen viven. Nunca hubo tanta concentración de recursos económicos y de conocimientos científicos y tecnológicos dedicados a la producción de muerte. Los países que más armas venden al mundo son los mismos países que tienen a su cargo la paz mundial.

Afortunadamente para ellos, la amenaza de la paz se está debilitando, ya se alejan los negros nubarrones, mientras el mercado de la guerra se recupera y ofrece promisorias perspectivas de carnicerías rentables. Las fábricas de armas trabajan tanto como las fábricas que elaboran enemigos a la medida de sus necesidades.



El miedo global

* Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

* Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

* Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

* Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.

* La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje miedo de decir.

* Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

* Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

* Miedo a los ladrones, miedo a la policía.

* Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.

* Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir…


El hambre desayuna miedo:


El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza.

Si usted ama, tendrá sida.
Si fuma, tendrá cancer.
Si respira, tendrá contaminación.
Si bebe, tendrá accidentes.
Si come, tendrá colesterol.
Si habla, tendrá desempleo.
Si camina, tendrá violencia.
Si piensa, tendrá angustia.
Si duda, tendrá locura.
Si siente, tendrá soledad.

Eduardo Galeano

sábado, 16 de febrero de 2013

Ventana sobre una mujer (1, 2 y 3) (Eduardo Galeano)

Ventana sobre una mujer/1


Esa mujer es una casa secreta.
En sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas.
En las noches de invierno, humea.
Quien en ella entra, dicen, nunca más sale.
Yo atravieso el hondo foso que la rodea. 

En esa casa seré habitado. 
En ella me espera el vino que me beberá. 
Muy suavemente golpeo la puerta, y espero.


Ventana sobre una mujer/2


La otra llave no gira en la puerta de calle.
La otra voz, cómica, desafinada, no canta desde la ducha.
En el baño no hay huellas de otros pies mojados.
Ningún olor caliente viene de la cocina.
Una manzana a medio comer, marcada por otros dientes, empieza a pudrirse sobre la mesa.
Un cigarrillo a medio fumar, muerto gusano de ceniza, tiñe el borde del cenicero.
Pienso que debería afeitarme. Pienso que debería vestirme. Pienso que debería.
Llueve agua sucia dentro de mí.



Ventana sobre una mujer/3


Nadie podrá matar aquel tiempo, nadie nunca podrá: ni siquiera nosotros. Digo: mientras estés, donde estés, o mientras esté yo.
Dice el almanaque que aquel tiempo, aquel tiempito, ya no es; pero esta noche mi cuerpo desnudo te está transpirando.

Eduardo Galeano